Hay dos "cruces de frontera" que debemos experimentar en este mundo y un tercero hacia la eternidad.
1. Debemos nacer de nuevo del Espíritu de Dios. San Juan capítulo 3.
Cuando nacemos desde el vientre de nuestra madre con un cuerpo y nuestro espíritu (puesto por Dios en nosotros en el momento de la concepción).
Luego debemos recibir a Cristo en nuestros corazones y entonces Dios envía el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo a nosotros y se hace uno con nuestro espíritu (se une) y entonces pasamos a tener vida eterna y podemos ver el Reino de Dios, pasamos la frontera del reino de las tinieblas y entramos en el Reino de la luz (El Reino de Dios) Colosenses 1:13, entonces somos salvos, tenemos vida eterna y somos hijos de Dios.
Así comenzamos a ser transformados más a la semejanza de Jesús, somos nuevas criaturas nacidas del Espíritu de Dios. 2 Corintios 5:17.
2. Luego debemos ser llenos del Espíritu Santo y entrar en una dimensión sobrenatural, ("recibiréis poder") Hechos 1:8; 2:4. Se incrementan los frutos y los dones del Espíritu Santo, tenemos autoridad, poder espiritual y estamos capacitados (Ungidos) para hacer la obra de Dios.
3. Cuando partimos de este mundo, nuestro espíritu unido al de Jesús se
liberan del cuerpo humano y luego se recibe un cuerpo celestial semejante al de Jesús.
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Tres "cruces de frontera"
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