No somos nosotros que logramos la victoria, no es por nuestra fuerza o inteligencia.
La victoria, la logra, tu poder, tu fuerza y el resplandor de tu presencia. Nosotros caminamos en tu voluntad y tu vences a toda oposición y enderezas nuestros pasos según tus altos propósitos para con nosotros.
Señor examina mis pensamientos, intenciones y mis sentimientos más profundos; te ruego que pongas todo en orden conforme a tu perfecta voluntad. Acomoda mis pensamientos hacia lo que te agrada; si ves confusión en ellos, ordénalos conforme a tu voluntad.
Señor te los entrego todos a ti para que tu los moldees conforme a tu diseño para conmigo. Revélame tu voluntad y muéstrame cada paso que he de dar y el camino que he de seguir. Señor enséñame especialmente pues me he ofrecido para llevar tu verdad a tu pueblo que espera ansiosamente tu palabra y tu dirección.
Señor dame la victoria de día en día sobre las cosas cotidianas, que las pueda enfrentar y hacerlas lleno de tu gozo, que las haga como para ti, (ya que siempre habrá cosas cotidianas para hacer). Concédeme que las haga con el mejor humor y que trasmita siempre tu presencia. Que no vea esas cosas simples como estorbos, sino que las vea como oportunidades de servirte a ti con contentamiento y alegría. Señor dame un nuevo entendimiento y actitud hacia lo cotidiano y que lo acepte y utilice como una forma de servirte a ti y a los demás.
Gustavo Isbert
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