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Salvación y vida cristiana

SALVACIÓN Y VIDA CRISTIANA. VERSÍCULOS

Dios nos ama.

(Juan 3:16)
"Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.
(Juan 3:17)
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

(1 Juan 4:9)
Dios mostró su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo para que tengamos vida por él.
(1 Juan 4:10)
El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.

(Romanos 8:32)
Si Dios no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos también, junto con su Hijo, todas las cosas?

(1 Juan 2:2)
Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean perdonados;
y no solo los nuestros, sino los de todo el mundo.

El propósito de Dios.

(Juan 10:10)
Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

(1 Tesalonicenses 5:9)
Porque Dios no nos destinó a recibir el castigo, sino a alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.
(1 Tesalonicenses 5:10)
Jesucristo murió por nosotros, para que, y a sea que sigamos despiertos o que nos durmamos con el sueño de la muerte, vivamos juntamente con él.

La palabra de Dios nos guía.

(2 Timoteo 3:16)
Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud.

(Mateo 4:4)
El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

La realidad del pecado y de la condenación.

(Juan 3:19)
Los que no creen, son condenados, pues, como hacían cosas malas, cuando la luz vino al mundo prefirieron la oscuridad a la luz.

(Juan 3:20)
Todos los que hacen lo malo odian la luz, y no se acercan a ella para que no se descubra lo que están haciendo.

(Romanos 3:10)
pues las Escrituras dicen:
"¡No hay ni uno solo que sea justo!

(Romanos 3:12)
Todos se han ido por mal camino;
todos por igual se han pervertido.
¡No hay quien haga lo bueno!
¡No hay ni siquiera uno!

(Eclesiastés 7:20)
Sin embargo, no hay nadie en la tierra tan perfecto que haga siempre el bien y nunca peque.

(Romanos 3:23)
todos han pecado y están lejos de la presencia gloriosa de Dios.

(Santiago 4:17)
El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado.

Jesucristo es el único camino hacia Dios.

(Juan 14:6)
Jesús le contestó:
–Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Solamente por mí se puede llegar al Padre.

(Hechos 4:12)
En ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos salvarnos.

(Romanos 5:8)
Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.

(1 Pedro 2:24)
Cristo mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que nosotros muramos al pecado y vivamos una vida de rectitud. Cristo fue herido para que ustedes fueran sanados.

(1 Pedro 3:18)
Porque Cristo mismo sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. Él era inocente, pero sufrió por los malos, para llevarlos a ustedes a Dios. En su fragilidad humana, murió; pero resucitó.

(Lucas 19:10)
Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido.

(1 Timoteo 2:3)
Esto es bueno y agrada a Dios nuestro Salvador,
(1 Timoteo 2:4)
pues él quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad.
(1 Timoteo 2:5)
Porque no hay más que un Dios, y un solo hombre que sea el mediador entre Dios y los hombres: Cristo Jesús.
(1 Timoteo 2:6)
Porque él se entregó a la muerte como rescate por la salvación de todos.

Necesitamos arrepentirnos, creer en la obra de Jesucristo a nuestro favor, e invitarlo a que entre en nosotros; y a que gobierne nuestra vida y recibirlo como salvador y Rey.

(Hechos 3:19)
Por eso, vuélvanse ustedes a Dios y conviértanse, para que él les borre sus pecados

(Juan 1:12)
Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios.

(Juan 20:31)
Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida por medio de él.

(1 Tesalonicenses 5:9)
Porque Dios no nos destinó a recibir el castigo, sino a alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.

(1 Juan 1:9)
pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad.

(Efesios 2:8)
Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don de Dios.
(Efesios 2:9)
No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede gloriarse de nada;

Cuando recibimos a Jesús tenemos la seguridad de la salvación.

(Juan 10:27)
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
(Juan 10:28)
y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
(Juan 10:29)
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

(Juan 3:36)
El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; pero el que no quiere creer en el Hijo, no tendrá esa vida, sino que recibirá el terrible castigo de Dios."
(Juan 14:20)
En aquel día, ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, y ustedes están en mí, yo en ustedes.

(Colosenses 2:13)
Ustedes, en otro tiempo, estaban muertos espiritualmente a causa de sus pecados y por no haberse despojado de su naturaleza pecadora; pero ahora Dios les ha dado vida juntamente con Cristo, en quien nos ha perdonado todos los pecados.
(Colosenses 2:14)
Dios anuló el documento de deuda que había contra nosotros y que nos obligaba; lo eliminó clavándolo en la cruz.

Debemos manifestar nuestra fe en Jesucristo.

(Romanos 10:10)
con la boca se reconoce a Jesucristo para alcanzar la salvación.
(Romanos 10:13)
Porque esto es lo que dice: "Todos los que invoquen el nombre del Señor, alcanzarán la salvación."

La vida de Jesucristo en nosotros nos cambia y hace nuevas personas.

(2 Corintios 5:17)
Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo.

Jesús está siempre con sus hijos.

(Colosenses 1:27)
a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,

(1 Tesalonicenses 5:10)
quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.

(Filipenses 4:13)
A todo puedo hacerle frente, gracias a Cristo que me fortalece.

(Juan 6:35)
y Jesús les dijo:
–Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca tendrá hambre; y el que cree en mí, nunca tendrá sed.

¿Cómo ser salvos?

(Juan 6:37)
Todos los que el Padre me da, vienen a mí; y a los que vienen a mí, no los echaré fuera.

Debemos arrepentirnos de nuestros pecados, creer en la obra de Jesús en la cruz pues allí llevó nuestra culpa y murió en nuestro lugar; y debemos recibirlo en nuestro corazón invitándolo a que entre en nuestra vida con una oración. Le pedimos que viva en nosotros ¡y eso es lo que hace literalmente!

¿Querés orar esta oración?
Señor Jesús: En este momento me arrepiento de todos mis pecados, gracias porque moriste en mi lugar en la cruz llevando mi culpa. Te pido que entres en mi vida y vivas en mí. Te recibo ahora como mi salvador y mi Rey.
Muchas gracias mi Señor. Amén

Si has hecho esta oración Jesucristo vive en ti, te ha perdonado, eres salvo y has recibido su Espíritu Santo.


(Efesios 1:13)
Gracias a Cristo, también ustedes que oyeron el mensaje de la verdad, la buena noticia de su salvación, y abrazaron la fe, fueron sellados como propiedad de Dios con el Espíritu Santo que él había prometido.

(Mateo 5:8)
"Dichosos los de corazón limpio,
porque verán a Dios.

Y sucedió esto:

(Colosenses 1:13)
Dios nos libró del poder de las tinieblas y nos llevó al reino de su amado Hijo,
(Colosenses 1:14)
por quien tenemos la liberación y el perdón de los pecados.

Cuando crees y recibís a Jesús en tu corazón tenés la vida eterna.

(1 Juan 5:11)
Este testimonio es que Dios nos ha dado vida eterna, y que esta vida está en su Hijo.
(1 Juan 5:12)
El que tiene al Hijo de Dios, tiene también esta vida; pero el que no tiene al Hijo de Dios, no la tiene.
(1 Juan 5:13)
Les escribo esto a ustedes que creen en el Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.

(Juan 10:27)
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
(Juan 10:28)
y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
(Juan 10:29)
Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

(1 Juan 2:24)
Por eso, guarden ustedes en su corazón el mensaje que oyeron desde el principio; y si lo que oyeron desde el principio queda en su corazón, también ustedes permanecerán unidos con el Hijo y con el Padre.
(1 Juan 2:25)
Esto es precisamente lo que nos ha prometido Jesucristo: la vida eterna.

(Juan 5:24)
Les aseguro que viene la hora, y es ahora mismo, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán.

¿Y ahora qué?

Con Dios en tu vida vas a ser cada día más como El y estás en el mejor camino.
Habla con El todos los días en oración, lee la Biblia y busca una Iglesia donde se predique a Cristo y se enseñe su palabra, únete a ella y participa de sus actividades.
(Juan 15:8)
En esto se muestra la gloria de mi Padre, en que den mucho fruto y lleguen así a ser verdaderos discípulos míos.
(Mateo 3:8)
Pórtense de tal modo que se vea claramente que se han vuelto al Señor.

(Mateo 5:16)
Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo.

(Colosenses 2:6)
Por eso, habiendo recibido a Jesucristo como su Señor, deben comportarse como quienes pertenecen a Cristo,
(Colosenses 2:7)
con profundas raíces en él, firmemente basados en él por la fe, como se les enseñó, y dando siempre gracias a Dios.

(Hechos 2:46)
Todos los días se reunían en el templo, y en las casas partían el pan y comían juntos con alegría y sencillez de corazón.
(Hechos 2:47)
Alababan a Dios y eran estimados por todos; y cada día el Señor hacía crecer la comunidad con el número de los que él iba llamando a la salvación.

(2 Timoteo 2:2)
Lo que me has oído decir delante de muchos testigos, encárgaselo a hombres de confianza que sean capaces de enseñárselo a otros.

Debemos cumplir su comisión:

(Mateo 28:18)
Jesús se acercó a ellos y les dijo:
Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.

(Mateo 28:19)
Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu Santo,

(Mateo 28:20)
y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.

Debemos aprender las bases del cristianismo y ganar personas para el Reino de Dios.

(Hechos 5:42)
Todos los días enseñaban y anunciaban la buena noticia de Jesús el Mesías, tanto en el templo como por las casas.

(Hechos 11:14)
él te dirá cómo puedes salvarte, tú y toda tu familia.

Puedes reunirte en tu casa con tu familia, parientes y amigos para que alguien (o tu mismo) les enseñe las bases del cristianismo.

(Hechos 10:24)
y al otro día llegaron a Cesarea, donde Cornelio los estaba esperando junto con un grupo de sus parientes y amigos íntimos, a quienes había invitado.

(Hebreos 13:16)
Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.

(Hebreos 6:10)
Porque Dios es justo, y no olvidará lo que ustedes han hecho y el amor que le han mostrado al ayudar a los del pueblo santo, como aún lo están haciendo.
(Hebreos 6:11)
Pero deseamos que cada uno de ustedes siga mostrando hasta el fin ese mismo entusiasmo…
(Hebreos 6:12)
... sigan el ejemplo de quienes por medio de la fe y la constancia están recibiendo la herencia que Dios les ha prometido.

(1 Pedro 4:7)
y a se acerca el fin de todas las cosas. Por eso, sean ustedes juiciosos y dedíquense seriamente a la oración.
(1 Pedro 4:8)
Haya sobre todo mucho amor entre ustedes, porque el amor perdona muchos pecados.
(1 Pedro 4:9)
Recíbanse unos a otros en sus casas, sin murmurar de nadie.
(1 Pedro 4:10)
Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido.
(1 Pedro 4:11)
Cuando alguien hable, sean sus palabras como palabras de Dios. Cuando alguien preste algún servicio, préstelo con las fuerzas que Dios le da. Todo lo que hagan, háganlo para que Dios sea alabado por medio de Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el poder para siempre. Amén.

(Mateo 5:6)
"Dichosos los que tienen hambre
y sed de la justicia,
porque serán satisfechos.


Debemos estar enfocados en lo principal.

(Hechos 6:4)
Nosotros seguiremos orando y proclamando el mensaje de Dios.

Debemos permanecer en este propósito.

(Esdras 7:10)
Esdras (cambie el nombre de Esdras por el suyo) tenía el firme propósito de estudiar y de poner en práctica la ley del Señor, y de enseñar a el pueblo de Dios sus leyes y decretos.

Predicador Gustavo Isbert
www.elcieloesunlugar.com.ar

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