(2 Timoteo 3:15)
Recuerda que desde niño conoces las sagradas Escrituras, que pueden instruirte y llevarte a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús.
(2 Timoteo 3:16)
Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud,
(2 Timoteo 3:17)
para que el hombre de Dios esté capacitado y completamente preparado para hacer toda clase de bien.
(2 Timoteo 2:2)
Lo que me has oído decir delante de muchos testigos, encárgaselo a hombres de confianza que sean capaces de enseñárselo a otros.
(2 Timoteo 2:3)
Toma tu parte en los sufrimientos como un buen soldado de Cristo Jesús.
(2 Timoteo 2:4)
Ningún soldado en servicio activo se enreda en los asuntos de la vida civil, porque tiene que agradar a su superior.
(2 Timoteo 2:10)
Por eso lo soporto todo en bien de los que Dios ha escogido, para que también ellos alcancen la salvación y la gloria eterna en Cristo Jesús.
(2 Timoteo 2:15)
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
(2 Timoteo 2:23)
No hagas caso de discusiones que no tienen ton ni son; ya sabes que terminan en peleas.
(2 Timoteo 2:24)
Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido;
(2 Timoteo 2:25)
y corregir con corazón humilde a los rebeldes, esperando que Dios haga que se vuelvan a él y conozcan la verdad,
(1 Timoteo 4:6)
Enseña estas cosas a los hermanos, y serás un buen servidor de Cristo Jesús, un servidor alimentado con las palabras de la fe y de la buena enseñanza que has seguido.
(1 Timoteo 4:12)
debes ser un ejemplo para los creyentes en tu modo de hablar y de portarte, y en amor, fe y pureza de vida.
(1 Timoteo 4:13)
dedícate a la lectura pública de las Escrituras, y a enseñar y animar a los hermanos.
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