Ya hemos hablado de dos experiencias cristianas básicas, siendo la más
importante la salvación, y en segundo lugar el bautismo con el Espíritu Santo. Ambas se dan en forma
gratuita a quienquiera que las pida y nada puede hacerse para ganarlas.
También puede darse un paso vital, que podríamos denominar consagración.'
Los dos primeros pasos los ofrece Dios para nuestra aceptación, mientras
que en la consagración, nosotros nos damos a Dios:
"Así que, hermanos, os ruego... que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo (consagrado), agradable a Dios, que es vuestro culto
racional." (Romanos 12:1.)
Pablo esta hablando a los "hermanos", a creyentes que son
salvos y sin duda bautizados en el Espíritu Santo. La consagración es algo que nosotros hacemos,
pero únicamente Dios nos da la capacidad para ello. Significa someter
nuestra propia voluntad a Dios en la más alta medida posible para que su
perfecta voluntad pueda manifestarse en nosotros y a través de nosotros. Este
paso es una respuesta a la oración que dice:
"Venga tú reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también
en la tierra (en vasos de barro (2 Corintios 4:7.)” (Mateo 6:10.)
1 Otros términos usados al
mismo fin son: entrega, discipulado o dedicación.
Lo que en realidad quiere decir es que debemos permitir a Jesús que sea
EL Rey y Señor de nuestras vidas.
"¿Y quien quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová?"
pregunto el rey David a su pueblo. (1 Crónicas 29:5.) El pueblo de Israel
respondió voluntariamente y "de todo corazón"; dieron de si y dieron
sus bienes para la construcción del templo del Señor. A continuación David
elevo una hermosa oración, terminando con las conocidas palabras:
"Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tus manos lo damos."
(1 Crónicas 29:14.)
Nosotros y todo lo que tenemos pertenecemos a Dios, pero habiéndonos
dado libre albedrío, tiene que esperar a que seamos nosotros quienes le retribuyamos
voluntariamente.
De la manera en que somos salvos cuando por vez primera
recibimos a Jesús, y sin embargo nuestra salvación continua día a día; de la
manera en que recibimos el Espíritu Santo en un determinado momento, de una
vez y para siempre, pero debemos permitirle que nos llene día a día; así
también tenemos que efectuar el acto inicial de la consagración, que también
tendrá que ser renovado día a día, reuniendo las facetas de nuestra vida que
parecieran haberse apartado de el, y juntarlos en el sitio donde deben estar. Muchos hay que han nacido de nuevo y han silo
bautizados en el Espíritu Santo, que no se dan cuenta de la necesidad de
consagrarse. Y, sin embargo, la consagración es el único camino para
una vida plena y victoriosa en Cristo.
La consagración se produce, entonces, cuando optamos caminar
con Jesús, día a día; significa poner a Jesús en primer lugar en nuestras vidas
y caminar con e1. "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas." (Mateo 6:33.) Jesús nos ha prometido
estar siempre con nosotros, pero el creyente no consagrado pretende que Jesús
le acompañe adonde el quiere ir, en tanto que la persona consagrada sigue a
Jesús adonde Jesús quiere ir. Jesús dijo: "Si alguno quiere venir en pos
de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz cada día (someta su propia voluntad
cada día) y sígame (Lucas 9:23)
Al llegar a este punto alguien puede plantear lo siguiente: "Todo
esto suena muy bonito, pero ¿como aprender a hacerlo?" El mejor consejo
que podemos dar es que debemos descubrir la diferencia que existe entre alma y
espíritu. Ya hemos mencionado la importancia de comprender que no estamos
reducidos a dos partes, -alma y cuerpo- como los anímales, sino que conformamos
tres partes: espíritu, alma y cuerpo.
El espíritu (pneuma) es la parte
mas recóndita de nuestro ser, que fue creado para tener comunión con Dios.
Estaba muerto "en delitos y pecados" y cobro vida al hacernos cristianos,
y Dios vino a morar justamente allí. Es en nuestro espíritu donde subyace ese
conocimiento o testimonio interior de la voluntad de Dios. En la carta a los
Colosenses leemos: "Porque en el Jesús} habita toda la plenitud de la Deidad Trinidad],
y vosotros los cristianos] estáis completos en el." (Colosenses 2:9-10.) En
el evangelio de Juan, leemos lo que
dijo Jesús: "El que me ama, mi palabra guardara; y mi Padre lo amara, y
vendremos a el, y haremos morada en e1." (Juan
14:16.) ¿Que mas podemos pedir cuando el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
viven en nuestro espíritu? Esta es la parte de nuestro ser denominada
"nueva criatura" sitio en el cual nuestro espíritu se ha unido al
Espíritu Santo y se han hecho uno solo. (1 Corintios 6:17.) Con frecuencia esta
es la parte mas descuidada de nuestro ser, siendo, como es, la mas importante.
El alma (psiquis) es la parte
del hombre que lo ha gobernado siempre, desde la caída. Esta compuesta
de tres partes: el intelecto la voluntad y las emociones. El alma del cristiano
ha llegado a un punto en que puede ser puesta en orden; todavía es una mezcla
de bien y de mal. Resulta maravilloso cuando el alma se somete a Dios; pero
cuando no lo esta, puede bloquear lo que Dios quiere hacer en nosotros y a
través nuestro. Si bien el "viejo hombre" fue crucificado con Cristo,
todavía quedan restos del desorden que dejo allí desde la época en que
dominaba nuestra alma; la tarea de limpieza -en lenguaje bíblico- se llama
santificación; Esta esfera es un verdadero campo de batalla! Es el campo del
"yo" que Jesús quiere que neguemos.
E1 cuerpo (soma) es el Ámbito de
los cinco sentidos gusto, tacto, olfato, vista y oído. El cuerpo es la casa
donde habitan el alma y el espíritu, y el cuerpo del cristiano pasa a ser el
templo del espíritu Santo. (1 Corintios 6:19) Con el bautismo en el espíritu
Santo el cuerpo se llena, hasta rebosar, con la gloria de Dios. En tanto
nuestros cuerpos -que todavía conservan tendencias a caer- no controlen
nuestras vidas, antes bien son controlados por el Espíritu Santo y por nuestro
estado de "nuevas criaturas", expresaran la hermosura y el gozo del
Señor. Dios tiene sus planes con respecto a nuestros cuerpos físicos, y los
ejecutara en la medida en que seamos obedientes a la inspiración del Espíritu
Santo y de su Palabra, referidas a su templo. Dios quiere que "seas prosperado...
y que tengas salud, así como prospera el alma". (3 Juan
1:2.)
Nuestra situación en la vida puede ser comparada a lo que puede ocurrir
en un gran trasatlántico. El capitán ha estado gravemente enfermo y durante el
prolongado periodo que duro su enfermedad, no pudo ejercer el comando de la nave. La tripulación,
bien entrenada, supo muy bien lo que tenía que hacer y tomo el control.
Desgraciadamente, sin conocer ni el destino ni el propósito del viaje, navegan
por el Océano sin rumbo fijo. Se suscitan disputas entre ellos, y queda muy
poco combustible. Desde el momento en que no conocen el arte de la navegación
y por lo tanto como llegar a un puerto, no pueden reabastecerse. La situación
se ha tornado grave, ¡milagrosamente mejora el capitán!, pero se da cuenta que
le demandara un tiempo ganar nuevamente el control del buque. De vez en cuando
la tripulación le presta atención, pero las mas de las veces le dicen
"Vea, señor, hemos navegado mucho tiempo sin su ayuda, y sabemos hacerlo.
“Déjenos en paz'."
Nuestro espíritu, unido al Espíritu Santo, es quien debe
-presuntamente- gobernar nuestra alma, y nuestra alma sometida debe -también
presuntamente- gobernar nuestro cuerpo. Pero por mucho tiempo, sin embargo,
desde el momento en que nacimos, nuestro espíritu ha estado fuera de acción y
nuestra alma y nuestro cuerpo han actuado por su propia cuenta. ¿Que tiene que
hacer el capitán del barco para tomar nuevamente el control? Lo que la tripulación
desconoce es que las cosas volverán a la normalidad y todos serán felices, solamente
cuando el capitán, con sus mapas y su brújula, y su conocimiento del mar,
logre recuperar el control total de la situación. Además
el capitán también sabe como manipular la radio para pedir ayuda y dar indicaciones
sobre la posición del barco, solicitando combustible y otros elementos
necesarios. La paz y la felicidad volverán a reinar
en el barco en el memento en que el capitán retome el control.
Para el cristiano, inmediatamente después de su bautismo en el Espíritu
Santo, la presencia de Dios resulta tan real, que no le demanda ningún esfuerzo
colocar a Dios en el primer lugar. Está primero en nuestra mente temprano a la
mañana, es el tema favorito en nuestra conversación durante el día. Y el último
en quien pensamos antes de retirarnos a dormir. Su espíritu renovado (el
capitán) esta por encima de su alma (la tripulación), y el cuerpo (el barco)
funciona de acuerdo a las directivas del capitán. Sucede que en algunas
personas esta paz y orden duran mas que en otras, pero bien pronto el alma
comienza a forcejear para recuperar el control que le corresponde. Para que
todo se desarrolle en orden, el cristiano tiene que tener una idea bien clara
de la diferencia que hay entre su alma y su espíritu. Y esto lo
puede saber aplicándose al estudio de las Escrituras.
"La Palabra de Dios es viva y eficaz, y mas cortante que toda
espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón." (Hebreos 4:12.)
¿Por que la Biblia insiste en la necesidad de establecer una clara
división o separación o distinción entre el alma y el espíritu? El alma, como
ya lo hemos dicho, es una mezcla de bien y de mal. La Biblia nunca nos dice
que debemos caminar o vivir en el alma, pero si nos repite una y otra vez ¡"andad en el Espíritu", "vivid
en el Espíritu", "orad en el Espíritu", "cantad en el
Espíritu" ¡Nuestras almas podrán ser limpiadas, curadas, restauradas y
utilizadas para la gloria de Dios, en la medida en que aprendamos a caminar
en el Espíritu, sometiendo nuestras almas al Espíritu de Dios. Las
palabras del salmista David nos parecen apropiadas a este respecto:
"Junto a aguas de reposo me pastoreara;
confortara mi alma." (Salmo 23:2-3.)
De la misma manera que somos tres partes -espíritu, alma y cuerpo-
nuestras almas también están formadas por tres partes: intelecto, voluntad y
emociones. Nuestro intelecto con
forma una de la áreas mas difíciles de nuestra alma, en el intento de
someternos a la obra del Espíritu Santo. Pareciera que es el que mas hondo ha
caído a causa del pecado original, ya que justamente fue el intelecto el que
incursiono en las zonas prohibidas por Dios, y por allí entro el pecado en el
mundo. Dijo al tentador:
"Sabe Dios que el día que comías de el, serán abiertos vuestros
ojos y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal" (Génesis 3:5.)
Y desde entonces el hombre ha vivido de acuerdo a los razonamientos de
su intelecto. Desde el primer grado de la escuela primaria se nos ha enseñado
que el intelecto es la parte más importante en nuestras vidas, pero la educación
no constituye la respuesta completa para cambiar el mundo. (La madre de Dennis
solía decir: "! Si educamos a un diablo, lo mas que podremos obtener es un
diablo capaz!") Satanás es un embaucador más hábil que el más hábil de los
abogados criminalistas; no nos cabe la menor duda de que podrá engañar nuestro
intelecto, si nuestro intelecto es lo único con que contamos. Nuestra mente ha logrado acumular informaciones
buenas y malas, verdaderas y falsas, y aun después de la conversión y del
bautismo con el Espíritu Santo, toma tiempo efectivizar un cambio. Sin embargo,
el intelecto es algo maravilloso siempre que este sometido a Dios y haya sido
renovado por el Espíritu Santo.
"No os conforméis a este siglo, sino transformaos mas palabras
transformado y transfigurado provienen del mismo vocablo griego metamorfo, de donde viene
la palabra metamorfosis] por medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."
(Romanos 12:2.) También dicen las Sagradas Escrituras
"Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo
Jesús." (Filipenses 2:5.)
No aceptemos, como nuestra, cualquier idea que surja en nuestra mente.
Debemos investigar su origen preguntándonos a nosotros mismos: ¿Vino de Dios?
.Vino de mi nueva vida en Cristo? Vino del enemigo? Es preciso que de inmediato
eliminemos de nuestra vida los
dardos de fuego y la dañina imaginación del enemigo. La tentación no constituye
un pecado en si, pero lo es cuando .nos solazamos con la tentación,
que en última instancia nos hará caer en la mala acción. La Biblia dice
"Refutando argumentos, y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a
Cristo." (2 Corintios 10:5.)
El "conocimiento de Dios" es que el creyente es una nueva criatura, de ahí que sus
pensamientos serán sanos y Buenos. Todo otro pensamiento viene del enemigo o de
la villa del alma y debe ser resistido. El creyente debe oponerse
permanentemente a esos pensamientos desviados (se hará mas fácil el
esfuerzo con el correr del tiempo) o, de lo contrario, volverá a su vieja
manera de ser. Watchman Nee, 2 el gran líder chino dice que hay
muchos hijos de Dios que tienen corazones nuevos pero cabezas viejas.
La expresión "refutando argumentos" en el pasaje precedente,
significa que es necesaria nuestra cooperación y aquí es donde entra en acción
nuestra voluntad. La voluntad es el
núcleo del alma, el lugar donde se hacen las elecciones y se toman las decisiones.
Es el yo esencial, y ha sido usada para ejercitar la propia voluntad y no la
voluntad de Dios. Dios le entrego al hombre una libre voluntad para que
libremente pudiera decidir amarle, pero el mal uso que de la libre voluntad
hizo el hombre, causo la muerte de Jesús. El libre albedrío fue adquirido por
la muerte de Jesús. Dios nunca nos quita el libre albedrío, pero todos los
días debemos demostrarle nuestro amor a el, devolviéndole, espontáneamente,
nuestra voluntad. Esto, en otros términos, es la consagración
Dios no tiene ningún interés en que nosotros le obedezcamos como
autómatas, porque en ese caso no tendríamos poder de decisión. Todos aquellos
que aceptan que Dios se ha revelado en las Escrituras, y especialmente en
Jesucristo, saben perfectamente bien que Dios quiere criaturas que voluntariamente
desean que el haya dispuesto para ellos. No pierden sus voluntades;
conscientemente, activamente, gozosamente, acomodan sus voluntades a la de el,
porque sienten y conocen su amor, y porque están respondiendo a
su amor. Dios nos dio libre albedrío, es decir, la potestad para elegir, para
que pudiéramos amarle libremente y obedecerle también libremente. Dios quiere
hijos, no robots. El Padre anhela la
obediencia de sus hijos, porque los ama y quiere lo mejor para
ellos. Los hijos, a su vez, desean obedecer al Padre, porque le aman.
Jesús, cuya voluntad era sin pecado y, por lo tanto, distinta de la
nuestra, sirvió de ejemplo cuando nos dijo: "No busco mi voluntad, sino la
voluntad del que me envió, la
del Padre." (Juan
5:30.)
Pudiera darse el caso de tener miedo de someter nuestra voluntad a la de Dios, porque el enemigo
nos ha asustado diciéndonos cosas como: "Con toda seguridad que Dios lo
obligara a dejar la familia y lo enviara a un país lejano", o "Dios
te obligara a pararte en una, esquina de tu pueblo a predicar a los
transeúntes." ¡No, le prestemos atención!
Debemos dejar sentado con toda claridad en nuestra mente, de una vez
por todas, que Dios nos ama, y quiere lo mejor para nosotros; solamente andando
de acuerdo a sus planes podremos rendir una vida fructífera, ahora y por la
eternidad. ¡No debemos permitir que nada impida que Dios nos de lo mejor!
También es la voluntad la que controla esa tercera parte de nuestras
almas: nuestras emociones.
Las emociones son los "sentimientos" del alma. Algunos cristianos
tienen emociones que se parecen mucho a ese conocido juego de los niños llamado
Yo-Yo. Hoy sienten que son salvos; mañana dudan y sienten que no son salvos.
Hoy sienten que Dios los
esta guiando; mañana no están seguros ni siquiera de si Dios sabe que ellos
existen.
Como es obvio, nuestras emociones no son de fiar, y si procuramos guiar
nuestras vidas según sus dictados, terminaremos en una total confusión. Hemos
hecho mal uso de nuestras emociones en el pasado: arranques de mal humor,
cediendo a la autoconmiseración, etc. Nuestras vidas no pueden ser dirigidas
por nuestros sentimientos; también ellas son una mezcla del bien y del mal.
Debemos manejarnos por el conocimiento interior que nace en nuestros espíritus
y en concordancia con la Palabra de Dios. "Los sentimientos no son
hechos." Por supuesto que esto no quiere decir, de ninguna manera, que la
vida cristiana deba estar desprovista de emociones, sino que Dios, en esta
esfera de nuestra vida, también tiene una tarea que realizar con respecto a la
sanidad y a la renovación de nuestro ser.
Si todavía no es una realidad en nuestras vidas, debemos dar ese Paso
de la consagración, que resulta fácil cuando aprendemos a discernir entre lo
que es alma y lo que es espíritu. Es algo que exige nuestro consentimiento y,
cuando lo hacemos, se profundiza, y todas las demás cosas ocupan su lugar en
nuestras almas. No es pura casualidad que el capitulo cuarto de Hebreos hable
de entrar en el reposo de Dios, justamente antes de explicar la necesidad de
establecer una clara distinción entre el alma y el espíritu. El reposo es la
consecuencia de vivir en el espíritu y no en el alma, pero muchos cristianos
todavía tienen que aprender a reconocer esa diferencia. La salvación significa
un descanso para el espíritu del hombre. "Arrepentíos y convertíos, para
que sean borrados vuestros pecados; para que vengan a la presencia del Señor
tiempos de refrigerio." (Hechos 3:19.) Jesús dijo: "Venid a mí todos
los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar." (Mateo 11:28.) El bautismo en el Espíritu Santo significa un
rebosamiento de ese descanso que brinda reposo al alma. Isaías lo expresa de la
siguiente manera: "Porque en lenguas de tartamudos, y en extraña lengua
hablara a este pueblo, a los cuales el dijo: Este es el reposo; dad reposo al
cansado; y este es el refrigerio..." (Isaías 28:11-12.) El intelecto
entra en reposo cuando se somete a Dios, y el hablar en lenguas constituye uno
de los medios más importantes para dejar que el Espíritu Santo renueve y
refresque nuestras mentes y almas. En la medida en que aprendamos a negar a
nuestras almas el derecho de gobernarnos y caminemos en ese reposo con
nuestras almas y espíritus sometidos al Señor, podrá Dios eliminar la
"madera, el heno y la hojarasca" y establecer todo aquello que tenga
valor permanente en nuestras vidas. (1 Corintios 3:12-13.) Jesús dijo:
"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mi, que soy manso y humilde
de corazón; y hallarles descanso para vuestras almas." (Mateo 11:29.)
"Llevad mi yugo sobre vosotros." Cuando uno de los bueyes
(nosotros) es guiado por el otro (Jesús) estando ambos bajo el mismo yugo - los
dos están sujetos a servidumbre y deben transportar la carga - el buey guía
dirige al otro y soporta el mayor peso del trabajo. Cuando empezamos a acusar
el peso de la carga, podemos estar seguros que estamos quitándole al Señor la
dirección, y debemos retomar el lugar que nos corresponde, es decir, un paso
detrás de el. El peso de la carga puede compararse a un termómetro espiritual
para advertirnos que el alma y no el espíritu esta tomando la iniciativa. La
pesadez nos esta diciendo que nuestras almas no están reposando en Cristo.
Cuidémonos de no volver atrás, a la época en que actuábamos de acuerdo
a los dictados de nuestro pervertido intelecto, de nuestras emociones y de
nuestra propia voluntad, y en cambio mantengamos vivo el torrente que empezó en
nuestro particular Pentecostés; la mente de Cristo que se manifiesta en
nosotros, sus emociones fluyendo a través nuestro, y su voluntad cumplida en
nosotros.
Esta oración podemos elevarla a nuestro Dios tal cual la transcribimos,
o utilizando nuestras propias palabras:
Amado Padre celestial:
Te agradezco por los maravillosos
dones de la salvación y el bautismo en el Espíritu Santo. ¡Las palabras son
inadecuadas para expresar mi gratitud! Reconozco que estos dones son gratuitos
y que me los has dado, no por meritos propios, sino simplemente porque me amas.
Ahora quiero darte lo único que tengo para dar... yo mismo. Bien se que la
voluntad, con respecto a mi vida, es maravillosa y te pido que tu perfecta voluntad
se cumpla en mi y a través de mi persona, desde hoy en adelante. Ayúdame para
que mi voluntad se someta a la tuya y ambas sean una sola voluntad. Pido a tu
Hijo, Jesucristo, que venga y ocupe el trono de mi vida para que el reine como
Señor.
Se perfectamente que
esto no lo puedo hacer basado en mis propias fuerzas, pero confío en tu potencia
y en tu diaria dirección para ayudarme. Gracias, Padre, por escuchar mi oración.
¡Alabado sea tu nombre!
Te lo pido en el nombre
del Señor Jesús,
Amen.
Buenas obras. Ya sabemos que las buenas obras no nos dan el
rótulo de buenos cristianos, pero la
Biblia nos dice repetidamente que Dios nos premiara de acuerdo a lo
que hayamos hecho. Amar al prójimo como a nosotros mismos significa alimentarlo
cuando esta hambriento, vestirlo cuando le falte ropa, visitarlo cuando esta
enfermo o en la prisión. Y
nuestro prójimo no se reduce a nuestro vecino, tal cual lo explicó Jesús, sino
a cualquier persona necesitada que recurra a nosotros. El apóstol Santiago
afirma que es una burla decirle a alguien que tiene hambre y frío: ¡Dios te
bendiga! ¡Caliéntate! !Aliméntate!", si no hacemos algo para
ayudarlos.
La acción social
de cristiano, de lo cual tanto se habla hoy en día, se reduce, en pocas
palabras, a la acción del cristiano en el mundo dondequiera se encuentre. No se supone que la
iglesia, como organización, se transforme en un factor de poder político, pero
los cristianos deben interesarse en la política, y traer sus convicciones con
ellos. La iglesia, como organización, no debe intervenir directamente en las
diferencias entre capital y trabajo, pero los cristianos que sean dirigentes
en el campo del capital y del trabajo, deben participar con sus convicciones
cuando se plantean las confrontaciones de los dos campos. El comerciante que esta en Cristo, tratara a sus empleados como los
trataría Cristo, y los empleados cristianos rendirán su jornada de trabajo
como lo haría Jesús. La base de una verdadera "acción social" es
actuar según la premisa
establecida en 1 Juan 4:17:
"... como él es, así somos nosotros en este mundo."
En compañía de toda la familia debemos participar colaborando con la
obra de Dios sobre bases más amplias aun, ayudando al sostén del campo misionero,
ayudando en los proyectos de la iglesia local, etc. Por supuesto debemos contar
con el Señor, quien nos dirigirá en todas estas cosas, pero que el "esperar
en el Señor" no se convierta en una excusa para no hacer nada. El hacerla
constituye una parte vital de nuestra vida y testimonios cristianos.
Cooperando
con Dios. La palabra cooperar significa simplemente "trabajar
juntos", y la Escritura nos dice que Dios quiere que seamos colaboradores
con el. (1 Corintios 3:9: 2 Corintios 6:1.) Todo esto quiere decir que si bien
Dios nos ha creado como seres libres, él esta pendiente de nuestra colaboración
para introducir su amor al mundo.
El Señor Jesús no escribió ningún libro, pero el mas importante de
todos los libros del mundo escribe sobre el; nunca viajó mas allá de unos
pocos kilómetros de su lugar de nacimiento, y sin embargo trazó un plan para
alcanzar los lugares mas remotos del mundo. Después de limpiarlos de sus
pecados, llenó a sus seguidores con el amor, el gozo y el poder de Dios, y los
envió para derramar ese gozo, ese amor y ese poder sobre otros y decirles que
ellos también podían ser perdonados y llenados de la gloria y del poder de
Dios. En esto consisten las buenas nuevas, el evangelio, y las personas que lo
escuchan y lo aceptan forman parte del pueblo de Dios, la Iglesia.
Es un método notablemente eficaz, pues si una persona recibe hoy a
Cristo, y al mismo tiempo recibe un mayor poder para testificar recibiendo el
bautismo en el Espíritu Santo, y mañana ayuda a otros dos a recibirlo,
asegurándose de que estos también sean bautizados en e1 Espíritu Santo, y a su
vez esas dos personas alcanzan a cuatro en el día subsiguiente, y esos cuatro
ganen a ocho, y se continua en esa progresión geométrica, en un mes, es decir
en treinta y un días se habrán alcanzado y
ganado para el reino de Dios, !mil millones de personas! 1
1Esta multiplicación
extraordinaria se daría en el caso de que cada cristiano ganara solamente dos
personas para Dios durante toda su vida. Como es de imaginar, un cristiano que
cuenta con el poder de Dios debería orar pidiendo 1a oportunidad de testificar
por Cristo todos les días, para que durante su existencia centenares de
personas fueran ganadas para Cristo
Este es el principio
sobre el cual se baso Jesús para alcanzar al mundo: cada persona contándole a
los demás, y ellos, a su vez, a otros, hasta que sean millones los que estén
llenos de la gloria de Dios en toda la redondez de la tierra. Este plan de
acción ha sido iniciado una y otra vez, y luego ha fracasado,
debido a la infidelidad y a lo olvidadizo del ser humano, y a la
confusión y a las desviaciones provocadas por el enemigo. Pero mayormente
el fracaso se ha debido a que el mensaje fue transmitido solo parcialmente:
perdón sin poder. Hoy en día, sin embargo, nuevamente es proclamado el
"Evangelio Completo" no solamente el hecho esencial de que Dios
perdona y ama a su pueblo, sino que al hacerlo les da poder para ganar a otros.
El plan de Dios es que millones de hombres y de mujeres, y también de niños, en
todo el mundo, sean portadores de su mensaje de amor, perdón, sanidad y poder
para toda la humanidad. Estamos viviendo la era del reavivamiento de la
iglesia, ¡y es algo tan emocionante! En todo el mundo la gente esta descubriendo que maravilloso es hablar a
los demás sobre Jesús y el poder del Espíritu Santo, ¡y sabemos que el plan de
Dios no fracasara! Bien pudiera ser este el último avivamiento antes de la
venida del Señor. Esperamos y oramos para que este libro ayude a muchos a
cooperar con Dios y que, como hijos y colaboradores seamos llenados, hasta
rebosar, con su gran gozo.
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