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Una anécdota de tantas…

Habiendo tenido muchísimas experiencias en milagros de todo tipo, de orar para que cientos de personas sean llenos del Espíritu (imponiendo manos, o a la distancia) y aún por la radio…y habiendo servido al Señor desde el año 72 hasta el día de hoy y siendo Ministro Ordenado desde el año 1983 hasta hoy, quiero contarles solo una, de tantas experiencias de sanidad divina que he tenido para que muchos puedan creer y entender estas cosas. Al pasar los años voy viendo como el Señor concede más y más de estas experiencias, que estoy seguro que irán en aumento a medida que el día del Señor se acerca. Paso a relatarles la experiencia: yo a penas recibí el Bautismo en el Espíritu Santo mi fe aumentó mucho, pero no había visto un gran milagro de sanidad hecho por Jesús a través mío. En ese tiempo vivía en la casa de mi Padre en San Isidro provincia de Buenos Aires Argentina, y en la casa de mi Padre vivía un ama de llaves anciana llamada Cecilia a la cual yo quería como a mi madre, ella se había caído y se había roto el cuello por lo cual se le caía la cabeza y todas las mañanas debían ponerle un cuello ortopédico para enderezársela, además por tantos años de servicio y trajinar tenía las piernas llenas de várices que le provocaban un constante e intenso dolor, Sus piernas estaban llenas de nódulos violetas y rojos y era muy impresionante verlos y ella se sentaba y se tocaba y decía ¡cómo me duele! Al ver constantemente estas escenas que provocaban un gran dolor a mi corazón elevé mis ojos al cielo y le dije a mi Jesús, ¿Por qué ella debe estar así? ¿Por qué siendo tan buena debe sufrir de esa manera? E inmediatamente sentí la voz de mi Señor que me dijo ¡Porque vos no me pediste que la sane! Y pensé en seguida en Mateo 7:7 (pedid y se os dará). Entonces me puse a orar y era un viernes y Jesús me dijo que el martes la sanaría y yo se lo dije a Cecilia (Chechi para mi) y ella creyó. El martes hice lo que dice la palabra de Dios y en el living de mi casa impuse mis manos sobre Chechi y le pedí al Señor que la sanara del cuello (olvidándome de las piernas) luego de orar, no pareció haber sucedido gran cosa, pero al día siguiente a la mañana ella viene a mi cuarto con la cabeza levantada y me dice textuales palabras: ¡Me parece que Jesús me sanó!…y al mirar sus piernas las tenía sana completamente como una persona de veinte años y allí me dio como escalofríos y pude ver con mis propios ojos uno de los primeros milagros que Jesús hizo a través mío. Hoy cuando recuerdo ese milagro y pienso que (no sé como) Jesús pudo sanar, unir, arreglar, achicar y componer cada venita de sus piernas, y enderezar y unir sus huesos del cuello… creo que El puede hacer cualquier cosa y he visto sanar a través mío (y de muchos otros) a muchas personas con cáncer, alcoholismo, enfermedades incurables para el mundo y la ciencia, y a cientos de personas endemoniadas que fueron libres al ordenar a los demonios que se vayan en el nombre de Jesús. ¿Porque cuento esto? Porque no hablo de cosas que no practico, ni vivo, sino que al escribir esto, puedo decir que sé de lo que digo y que practico los nueve dones del Espíritu Santo (y espero también los frutos) por lo cual se de lo que estoy escribiendo y no es algo doctrinal que lo aprendí leyendo en libros a otros autores, solo que deseo explicarlo (aún en otros libros) para que no solo sepan los cristianos que Cristo hace milagros hoy sino que es mi deseo contarles y explicarles como los hace. Estoy a su entera disposición para cualquier pregunta o consulta. En todo debemos recibir la guía del Señor y entender su voluntad para cada momento, circunstancia, ocasión y lugar. Recomiendo El ayuno y la oración.

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