Si Fuiste bendecido por este sitio por favor dale clic a "Me gusta"

EL CAMINO DEL PASTOR. Lección 42

DISCIPULADO LECCION 21. INTRODUCCIÓN

Bienvenido... Esta vez para tratar temas relacionados con un aspecto muy importante de la vida cristiana: LA SANTIDAD PRÁCTICA.

¿No es verdad que cuando escuchabas la palabra "santidad", venían a tu mente conceptos muy arraigados desde tu niñez? ¿Pensabas en rostros tristes, quietos, como inmovilizados en el tiempo y el espacio y con aureolas sobre la cabeza? ¿Pensabas en imágenes y templos oscuros, y especialmente en esos terribles Diez Mandamientos con sus "noes" a todo, y que te amenazaban constantemente con enviarte al infierno?

Permíteme preguntarte: ¿Cómo reaccionas ahora ante la misma palabra "santidad"? ¿No es verdad que tiene un nuevo sentido para ti? ¿Se han producido cambios en tus inclinaciones, deseos y valores? ¿Hay un anhelo profundo por una vida de santidad, y un rechazo al pecado? ¿Experimentas una hermosa libertad en tu nueva vida, libre del pecado, en lugar de sentirte coartado, o con la sensación de vivir apretado por un chaleco de fuerza?

¡Gloria a Dios! ¡Es la obra regeneradora del Espíritu Santo en ti, que te ha hecho una nueva criatura! (2 Corintios 5:17), y te está renovando a la imagen del Señor Jesucristo (Romanos 8:29), como parte de la obra de salvación hecha por Él.

Dios nos ha dado de su misma naturaleza; y como hijos suyos, anhelamos ser como nuestro Padre. Esa es también la voluntad de Dios para nosotros. El apóstol Pedro escribe: "Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo."

Pablo añade: "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo" (1 Tesalonicenses 5:23).

Pero la santidad no debe ser solamente una doctrina o un ideal, sino una realidad práctica en nuestra vida. Estos capítulos te guiarán en el descu­brimiento de algunos principios en la Palabra de Dios, por medio de los cuales podrás vivir una SANTIDAD PRÁCTICA, mientras sigues avan­zando como discípulo de Jesús.

El NUEVO NACIMIENTO fue una experiencia instantánea en tu vida, al arrepentirte de tu vida de pecado y recibir a Jesucristo como tu Salvador y Señor. Pero la santificación es un proceso que te acompañará durante toda tu vida terrenal, hasta que se complete en el día en que el Señor venga por su Iglesia. ¡ALELUYA!

Vas a descubrir que el vivir esta SANTIDAD PRÁCTICA es otra aventura emocionante; con muchas luchas, es verdad, pero que cada vez dará más gozo a tu corazón, y una comunión cada vez más preciosa con Dios. Ahora ¡a estudiar, orar, meditar, y crecer en santidad!


DISCIPULADO. Lección 21. La trinidad del hombre.

Al iniciar esta nueva etapa en el discipulado, en la cual el tema central será la SANTIDAD PRÁCTICA en tu vida cristiana, es muy importante que conozcas algo en cuanto a la naturaleza humana, y específicamente en lo que se refiere a nuestra naturaleza triple.

Este es un concepto generalmente ignorado en el mundo, y por eso no se logran solucionar los problemas más álgidos de la humanidad. La psicología y la psiquiatría intentan dar alivio a los problemas del alma, pero fracasan a veces porque no entienden que la raíz de la mayoría de los problemas psicológicos es espiritual.
Igualmente la medicina busca alivio a los problemas del cuerpo, y aunque ha obtenido resultados importantes en ese sentido, sin embargo no puede llegar a dar salud plena al hombre porque también ignora la raíz última de todos los males físicos, que es una raíz espiritual: el pecado.
Y también la sociología fracasa en su intento por corregir la conducta de la humanidad, porque a su vez ignora la raíz espiritual de los problemas de conducta social del ser humano.
Solamente Cristo puede solucionar los desarreglos del hombre en su vida, cuando éste le permite solucionar su desarreglo fundamental, que es la relación con Dios rota por el pecado. Sólo entonces, la VIDA ABUNDANTE de Dios puede fluir sobre él y llenar su vida. Al solucionarse el problema del espíritu, se solucionan los del alma y aún los del cuerpo.
Pero esa misma naturaleza triple es la razón por la cual muchas veces experimentamos altibajos en nuestra vida espiritual, o no alcanzamos la plenitud de vida prometida por el Señor en su Palabra. La comprensión de cómo actúan y se relacionan nuestro espíritu, alma y cuerpo, nos permitirá disfrutar de una vida espiritual plena, y cumplir el anhelo de cada hijo de Dios: vivir una santidad práctica.

A. LA NATURALEZA TRIPARTITA DEL HOMBRE
La enseñanza bíblica se refiere al ser humano como compuesto por tres partes, o que posee tres naturalezas diferentes: espíritu, alma y cuerpo.
En Génesis 2:7 leemos que Dios hizo al hombre del polvo de la tierra (su naturaleza material), y sopló sobre él "aliento de vida", y desde ese momento fue un "alma viviente", su naturaleza inmaterial.
Lee 1 Tesalonicenses 5:23. ¿De qué está compuesto "todo nuestro ser"?

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23)

Espíritu, alma y cuerpo.

En Hebreos 4:12, ¿sobre qué partes de nuestro ser actúa la Palabra de Dios?
El alma y el Espíritu.

Aunque algunos teólogos plantean que el alma y el espíritu son sólo dos funciones diferentes de una sola naturaleza inmaterial aparte de su naturaleza física o material la Biblia y la experiencia cristiana parecen confirmar la naturaleza triple o tripartita del ser humano.
A su vez, esta interpretación de la naturaleza humana nos permite entender muchos de los mecanismos psicológicos y espirituales en nuestra vida, y que se relacionan con la santificación, las dolencias del alma y las opresiones espirituales.
Aunque estaremos refiriéndonos al espíritu y al alma como "partes" de nuestro ser, debemos recordar que son componentes inmateriales, y que por lo tanto, es solamente una manera más comprensible de explicar realidades y fenómenos que escapan a nuestros sentidos físicos.

B. EL ESPÍRITU HUMANO
Es la parte más interior de nuestro ser, y que nos permite comunicarnos con Dios. Es la parte que estuvo muerta antes de nuestra conversión y nuevo nacimiento, y ésta fue la razón por la cual antes no podíamos tener comunión con Dios. Nuestras oraciones (o rezos) por decirlo así "no pasaban del techo", y Dios era solamente un concepto o un ideal inalcanzable.
Ezequiel 36:26 dice: "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros" refiriéndose al espíritu renacido. ¡Gloria a Dios, ahora sí podemos comunicamos con Él! Dios deja de ser una persona desconocida y lejana, para ser "alguien" con quien podemos relacionarnos en amor.

Nuestro espíritu es también el asiento del Espíritu Santo en nuestro ser desde nuestra regeneración, y la comunicación es de Espíritu a espíritu. Romanos 8:16.
El Espíritu (Santo) mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.
1 Corintios 6:17

El espíritu debe fortalecerse por medio de la comunión con Dios en oración; por la lectura y meditación de la Palabra de Dios, y por la adoración.

C. EL ALMA HUMANA
Es la parte intermedia entre el espíritu y el cuerpo físico. Está compuesta por nuestro intelecto, nuestros sentimientos o emociones, y nuestra voluntad. Es la parte de nuestro ser que nos permite ser concientes de nosotros mismos (De ahí la famosa frase de Descartes: "Pienso, luego existo"). Es lo que nos diferencia psicológicamente a unos de otros.
El alma fue afectada por el pecado: el intelecto fue oscurecido; las emociones fueron dañadas y la voluntad torcida. Y éstos no han renacido en nuestra conversión.

Es el espíritu el que ha renacido, mientras el alma debe ser renovada por un proceso continuo, bajo la influencia del Espíritu Santo, del espíritu humano y de la Palabra de Dios. Es nuestra responsabilidad permitir esa influencia renovadora.
a. Según Romanos 12:2, ¿cómo somos transformados?

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:2

Por la renovación de muestro entendimiento.

b. En 2 Corintios 3:18, ¿por quién somos transformados?:

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 2 Corintios 3:18

Por el Espíritu de Dios.

c. Según Hebreos 4:12, ¿qué hace la Palabra de Dios?

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreos 4:12

La Palabra de Dios llama "carne" no a nuestro cuerpo físico, sino a esas tendencias del alma contrarias al deseo del espíritu de agradar a Dios, y sobre todo de sujetarse a Dios. La esencia del pecado de Adán sigue vigente en la "carne", y su asiento es en nuestra alma. El cuerpo físico es neutro moralmente, pues sólo sigue los impulsos de nuestra alma.

d. Según Gálatas 5:17, ¿cuál es la lucha constante dentro del creyente?:

Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Gálatas 5:17

La "carne" contra el Espíritu Santo.

La santidad se logra en la medida en que reconocemos que nuestra carne ya murió juntamente con Cristo en la cruz, y en la medida en que el espíritu va moldeando y sujetando los impulsos del alma, y conformándolos al carácter de Cristo.

e. Romanos 8:1. ¿Cuál es la clave de una vida de santidad?

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Romanos 8:1

Andar de acuerdo al Espíritu Santo y no a nuestros deseos pecaminosos.

f. Según Gálatas 2:20, ¿qué debemos reconocer para tener victoria sobre la carne?

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20

Que Cristo vive en nosotros.

D. EL CUERPO HUMANO
Es la parte de nuestro ser por medio del cual nos comunicamos con el mundo físico que nos rodea.
Nuestro cuerpo ha sufrido también las consecuencias del pecado de Adán. Cuando él desobedeció y comió del árbol (Génesis 2:17), no murió enseguida. Pero desde ese momento entró en la raza humana el principio de la muerte, por el cual vienen la debilidad, la enfermedad y la muerte física.

a. Lee Romanos 8:21-23. ¿Por qué gime la creación? ¿Por qué gime el espíritu del creyente?

porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Romanos 8:21-23

Porque esperamos la plena redención que efectuará Jesucristo.

b. 1 Corintios 15:51-54. ¿Qué sucederá con nuestro cuerpo en la segunda venida del Señor?

He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 1 Corintios 15:51-54

Seremos transformados y tendremos cuerpos incorruptibles semejantes al de Jesús.
Vemos, pues, que la redención de nuestro cuerpo es parte de la esperanza cristiana para los últimos tiempos. Pero mientras tanto, la obra de Cristo nos provee de los recursos para una vida sana, por nuestra unión con él. Este tema lo trataremos más adelante.

E. LAS EMOCIONES DEL ALMA Y NUESTRA VIDA ESPIRITUAL
Hemos visto que nuestra alma incluye el intelecto, las emociones y la voluntad. La experiencia muestra que la mayoría de creyentes viven según sus emociones y no por la fe. Actúan según su alma y no según su espíritu.
Esto es lo que trae tantos altibajos en sus vidas, porque las emociones son naturalmente fluctuantes. El alma reacciona muy fácilmente a los estímulos externos, y cuando estos estímulos varían, las emociones varían. Fácilmente se pasa de la alegría a la tristeza; del optimismo al pesimismo; de la victoria a la derrota; del entusiasmo a la depresión; del amor al odio.
No permitas que las emociones dominen tu vida espiritual, porque así nunca tendrás estabilidad. Debes dejarte llevar por el espíritu y no por el alma. Deja que tu alma reaccione a los impulsos de tu espíritu, y no al revés. Las emociones producidas por tu espíritu tendrán su causa dentro de tu ser y no en estímulos externos, y tendrás una vida espiritual en constante crecimiento.
Tampoco debes buscar las emociones en tu experiencia espiritual, tratando así de satisfacer tu alma, sino la santidad y la obediencia al Espíritu Santo y a la Palabra de Dios, que es el deseo de tu espíritu. Si lo haces así, las emociones vendrán como consecuencia, pero según y cuando el Espíritu Santo lo quiera dar. ¡Y ten por seguro que habrá gozo y paz en tu vida!
Recuerda lo que dice Dios: "Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos."

Memoriza los siguientes versículos

Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 5:23
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20

0 comentarios:

Si Fuiste bendecido por este sitio por favor dale clic a "Me gusta"