Hay solo dos lugares para pasar la
eternidad ¿En cual quiere estar por los siglos de los siglos?
(Mateo 25:34) Esto sucederá
en el tiempo del fin.
Entonces
el Rey (Jesucristo) dirá a los que estén a su derecha: Vengan, ustedes, que son
benditos de mi Padre, hereden el Reino preparado para ustedes desde la creación
del mundo.
(Mateo 25:41)
Luego
dirá a los que estén a su izquierda: Apártense de mí... al fuego eterno preparado
para el diablo y sus ángeles.
(Mateo 25:46)
E
irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
Dios nos ama y quiere que estemos con El
para siempre.
(Apocalipsis 21:3)
Oí
una fuerte voz que salía del trono y decía: ¡Miren, el hogar de Dios ahora está
entre su pueblo! Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo. Dios mismo
estará con ellos.
(Apocalipsis 21:4)
Él
les secará toda lágrima de los ojos, y no habrá más muerte ni tristeza ni
llanto ni dolor. Todas esas cosas ya no existirán más.
(Apocalipsis 21:5)
Y el
que estaba sentado en el trono dijo: ¡Miren, hago nuevas todas las cosas!
Entonces me dijo: Escribe esto, porque lo que te digo es verdadero y digno de
confianza.
(Apocalipsis 22:3)
Ya no
habrá más maldición sobre ninguna cosa, porque allí estará el trono de Dios y
del Cordero, y sus siervos lo adorarán.
(Apocalipsis 22:4)
Verán
su rostro y tendrán su nombre escrito en la frente.
(Apocalipsis 22:5)
Allí
no existirá la noche —no habrá necesidad de la luz de lámparas ni del sol —porque
el Señor Dios brillará sobre ellos. Y
ellos reinarán por siempre y para siempre.
Dios ya hizo TODO para que podamos ir al
cielo. Nos dice que oremos por los perdidos, que les prediquemos en todo tiempo
y lugar etc.
Los
creyentes de los comienzos del cristianismo
habían entendido esto y lo ponían en práctica.
(Hechos 5:42)
Y
todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar
a Jesucristo.
(1 Juan 4:9)
Dios
mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por medio de él.
(1 Juan 4:10)
En
esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino
en que él nos
amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados.
Pero
tenemos pecados.
(Romanos 3:23)
Todos
hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios.
(Romanos 3:24)
Sin
embargo, con una bondad que no merecemos, Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús, quien nos
liberó del castigo de nuestros pecados.
(Romanos 5:8)
Dios
mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros
cuando todavía éramos pecadores
(Romanos 6:23)
Pues
la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por
medio de Cristo Jesús nuestro Señor.
(Juan 11:25)
Dijo
Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá.
(Juan 11:26)
Y
todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
(Juan 3:16)
Pues
Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en
él no se pierda, sino que tenga vida eterna.
(Juan 3:17)
Dios
no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por
medio de él.
Jesús es el único camino al cielo.
(Juan 14:6) Jesús
dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es
por medio de mí.
(Hechos 4:12)
¡En
ningún otro hay salvación! (Solo en Jesús). Porque Dios no ha dado ningún otro
nombre bajo el cielo, mediante el cual podamos ser salvos.
Jesucristo es Dios.
(Juan 14:8)
Felipe
le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.
(Juan 14:9)
Jesús
le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido,
Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.
Todos saben que Jesús murió en
la cruz y resucitó, pero no todos saben que el murió en nuestro lugar como nuestro sustituto y pagó nuestra deuda (que
teníamos por nuestros pecados) con Dios.
(1 Pedro 2:24)
Él mismo cargó nuestros pecados
sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos
al pecado y vivir para lo que es recto. Por sus heridas, fuimos nosotros
curados.
Por eso ahora podemos estar bajo la
protección de nuestro gran Pastor.
(1 Pedro 2:25)
Antes
eran como ovejas que andaban descarriadas. Pero ahora han vuelto a su Pastor,
al guardián de sus almas.
Debemos también creer esto:
(1 Pedro 3:18)
Cristo sufrió por
nuestros pecados una sola vez y para siempre. (No
se necesitan más sacrificios). Él nunca pecó, en cambio, murió por los pecadores (en lugar de todos) para
llevarlos a salvo con Dios.
También debemos arrepentirnos de todos
nuestros pecados y volvernos a Dios.
(Hechos 3:19)
Ahora
pues, arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios para que sus pecados sean
borrados.
(Hechos 3:20)
y él
envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;
Debemos recibirle (a Jesús) y decirle que
entre El en nosotros y tome el control de nuestras vidas.
(Juan 1:12)
A todos los que creyeron en él
y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios.
(Apocalipsis 3:20)
¡Mira!
Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré a ti y
cenaremos juntos como amigos.
Debemos tomar una decisión y decírsela a
Dios en oración: Usted puede hacer una oración como esta:
Oración: Querido Jesús gracias por morir por mí y pagar mi deuda de pecado con
Dios. Me arrepiento de cada uno de mis pecados y te entrego mi vida.
Te recibo ahora como mi Salvador y mi Rey. Amén
(Romanos 5:1)
Por lo tanto, ya que fuimos
declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe, tenemos paz con
Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros.
(Romanos 8:1)
Por lo tanto, ya no hay
condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús.
(Romanos 6:23)
El
pago que da el pecado es la muerte,(por eso Cristo murió en nuestro lugar como
nuestro substituto) pero el don (regalo) de
Dios es vida eterna en unión con Cristo Jesús, nuestro Señor.
(Romanos 6:22)
Pero
ahora, libres de la esclavitud del pecado, han entrado al servicio de
Dios. Esto sí les es provechoso, pues el resultado es la vida santa y,
finalmente, la vida eterna.
Dios además te da el poder para no
practicar el pecado.
(1 Juan 3:9)
Los
que han nacido en la familia de Dios no se caracterizan por practicar el pecado,
porque la vida
de Dios está en ellos. Así que no pueden seguir pecando, porque son
hijos de Dios.
(1 Juan 5:18)
Sabemos
que los hijos de Dios no se caracterizan por practicar el pecado, porque el
Hijo de Dios los mantiene protegidos, y el maligno no puede tocarlos.
Cuando se predica sucede que:
(Juan 10:27) (dice Jesús):
Mis
ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.
(Juan 10:28)
Y yo les doy vida eterna, y
nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.
(Juan 10:29)
Mi
Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre
nadie las puede arrebatar.
La salvación está asegurada. Si tenemos a
Cristo (y somos de El), al morir iremos al cielo directamente para estar con El
para siempre. Así lo dice Dios.
(1 Juan 5:11)
Y
este es el testimonio que Dios ha dado: El nos dió vida eterna, y esa vida está en
su Hijo Jesucristo.
(1 Juan 5:12)
El que tiene al
Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. (Eterna).
(1 Juan 5:13)
Les
he escrito estas cosas a ustedes, que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que
tienen vida eterna.
(Romanos 8:31)
¿Qué
podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como éstas? Si Dios está a
favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra?
(Romanos 8:32)
El
que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?
El tiene todo preparado para nosotros en
el cielo.
(Juan 14:2)
En el
hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho
a ustedes. Voy a prepararles un lugar.
(Juan 14:3)
Y si
me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes
estarán donde yo esté.
(1 Juan 3:2)
Queridos...
ya somos hijos de Dios, pero él todavía no nos ha
mostrado lo que seremos cuando Cristo venga. Pero sí sabemos que seremos como El,
porque lo veremos tal como él es.
(Apocalipsis 22:12)
Miren,
yo vengo pronto, y traigo la recompensa conmigo para pagarle a cada uno según
lo que haya hecho.
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