El
octavo don de nuestro estudio es la "palabra
de ciencia o conocimiento". Es la revelación
sobrenatural de hechos pasados, presentes o futuros sin intervención de la mente natural. Podemos describirla como la mente de Cristo
manifestada a la mente del creyente, y hecha conocer, cuando es necesario, en
un abrir y cerrar de ojos. (1 Corintios 2:1ó.) Este don es utilizado para
proteger a los cristianos, para indicarles como orar con más eficacia, o para
mostrarles como ayudar a otros.
El
noveno don, la "palabra de sabiduría" es la
aplicación sobrenatural del conocimiento. Es saber qué hacer con el
conocimiento natural o sobrenatural que Dios nos ha dado, tal como el sentido común, por ejemplo,
que nos dice como iniciar una acción. La "palabra de conocimiento"
es una información revelada de una manera sobrenatural, pero la "palabra
de sabiduría" nos dice cómo aplicar la
información.
Generalmente
nos es dada la "palabra de sabiduría" juntamente con la "palabra
de conocimiento". Es conveniente esperar pacientemente la palabra de
sabiduría, y no salir disparando con los nudos a medio hacer, cuando recibimos
un conocimiento sobrenatural. Esperamos a que sea Dios quien nos diga que
hacer con ella. La "palabra de ciencia" nos indicará cómo hacer lo
que Dios nos ha indicado que debemos hacer, cómo resolver los problemas que se
plantean, o qué cosas decir y cómo decirlas en una situación dada, especialmente
cuando el desafío se refiere a nuestra fe. Los dones de la "palabra de conocimiento" y de la
"palabra de sabiduría" pueden ponerse de manifiesto por una súbita
inspiración que no se nos va de nosotros, sin "conocer" en lo más hondo
de nuestro espíritu, o por la interpretación de un sueño, 1 una
visión, una parábola, por los dones vocales del Espíritu Santo y, mas raramente,
oyendo en forma audible la voz de Dios, o por la visita de un ángel.
La Escritura habla de "palabra" de
conocimiento y "palabra" de sabiduría. En ambos casos
"palabra" en griego, es “logos”, que puede significar
"palabra", "cuestión" o "asunto" y no está
reducida únicamente a la palabra hablada. Esto quiere decir que si recibimos
los dones de conocimiento o de sabiduría, bien que sean audibles o no, siguen
siendo dones de "palabra de conocimiento" o "palabra de
sabiduría". No tienen que ser, necesariamente, dones vocales. Con
frecuencia, y refiriéndose a estos dones, se habla de "la palabra de conocimiento"
o "la palabra de sabiduría". En el original griego no aparece ningún
artículo y simplemente los denomina "palabra de sabiduría" y
"palabra de conocimiento". El agregarle un artículo puede modificar
artificiosamente su significado. Ni siquiera tenemos el derecho de utilizar el
artículo indefinido: "una palabra de sabiduría" como lo hacen algunas
versiones modernas, pues nuevamente aquí se percibe el sutil cambio de
sentido. Pero corrientemente, y para facilitar las referencias bíblicas,
utilizamos el articulo determinante "la" pero si las escribimos debemos dejarla fuera de las
comillas, indicando así que el articulo se refiere al don en general, y no a la
"palabra" en particular. Bien pudiera ser que la ausencia del
artículo en el original griego nos recuerde que estas "palabras" son
tan solo fragmentos de la sabiduría y del conocimiento de Dios.
1 Si bien es cierto que a veces Dios le habla a una persona por medio do un
sueño, esto no quiere decir que debemos llevar un diario registro do todos
nuestros sueños. E1 psicólogo puede tener interés en conocer 1os sueños de la
personas que lo consultan, que le sirve como pista para saber lo qué está
ocurriendo en el subconsciente, pero esto tiene muy poco qua ver con el tema
que estamos tratando. Muchos de los sueños no son otra cosa que el resultado de
haber comido demasiado antes de ir a dormir. Y algunos sueños los provoca el
enemigo; ¿por qué gastar nuestro tiempo prestándoles atención a la confusión
que pueden originar? Si Dios nos ha hablado en un sueño y é1 quiere que 1o
recordemos, lo recordaremos sin duda alguna. El dice qua el Espíritu Santo
"os recordará todo lo que yo os he dicho". (Juan
14:2ó.)
Podemos distinguir cuatro clases de
conocimiento:
Primero: El conocimiento humano natural que a todas luces va en aumento. El libro
de Daniel, refiriéndose a los
últimos tiempos dice: "Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia
se aumentará." (Daniel
12:4.) Recientemente un profesor universitario amigo nuestro, nos dijo que el
progreso del conocimiento en el área de la matemática superior era tan
extraordinario que en algunos casos los investigadores en dos campos diferentes
de matemáticas, no lograban comunicarse entre ellos. Para poder relacionar y
procesar la inmensa cantidad de datos obtenidos por la investigación, se torna
indispensable recurrir a los cerebros electrónicos o computadoras, pues va más
allá de las posibilidades de la mente humana al hacerlo con los métodos
corrientes por un periodo más o menos prolongado. Por importante que sea la
ciencia de este mundo, a veces crea tanto orgullo que les impide a algunos
conocer al Señor. La epístola a los Corintios dice así: "Pero el hombre
natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente." (1 Corintios 2:14.) También dice la Escritura: "El
conocimiento envanece, pero el amor edifica." (1 Corintios 8:1.)
Segundo: El conocimiento sobrenatural,
producto de este mundo caído, que hemos mencionado antes, es el intento de la mente natural de obtener
información por medios sobrenaturales que no son los del Espíritu Santo.
Incluye lo oculto, lo psíquico, y las investigaciones "metafísicas"
que utiliza Satanás para entrampar a un número cada día creciente de personas
en la actualidad. Las
así llamadas “experiencias religiosas” por medio de drogas, de cultos, de lo
psíquico y fenómenos ocultos, crecen alarmantemente; basta con mirar los
títulos de los libros en los estantes de una librería para comprobar el
interés que despiertan las obras que se refieren a tales cosas. El
conocimiento así adquirido esta por fuera de los limites de lo permitido por
Dios. ¡No lo toquemos!
Tercero: el verdadero conocimiento
intelectual que
lo adquirimos al conocer a Dios personalmente, por medio de Jesucristo (Juan 17:3; Filipenses 3.10), de recibir la plenitud
del Espíritu Santo, estudiando la
Palabra de Dios que nos hace saber la voluntad de Dios y sus
caminos, para lo cual no hay sustituto. (Salmo 103:7; Éxodo 33:13.) Ante un
conocimiento natural de este mundo, tan sugestivo y en permanente desarrollo,
es apasionante comprobar que el conocimiento del Señor va en aumento en su pueblo
hoy más que nunca. Isaías nos dice que: ". . . la tierra será llena del
conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mar." (Isaías 11:9.) Aun
el libro de Daniel y su similar el
de Apocalipsis han permanecido cerrados y sellados a la comprensión total del
hombre hasta el tiempo del fin... (Daniel
12:4, 9.) Hay muchas cosas de la
Palabra de Dios que nos serán reveladas a nosotros recién en
los últimos tiempos. ¡Estamos viviendo días gloriosos! El conocimiento del hombre
pasará, pero el conocimiento del Señor es permanente y durará toda la eternidad.
(Mateo 24:3536; 1 Pedro 1:25.)
Cuarto: el don de "palabra de conocimiento". Al
considerar este don, digamos en primer lugar lo que no es. No es un fenómeno
psíquico o una percepción extrasensorial tal como la telepatía (la presunta
habilidad de leer las mentes), la clarividencia (la presunta habilidad para
conocer hechos que están ocurriendo en otras partes) o la precognición (la
presunta habilidad para conocer el futuro). Estas "habilidades"
están prohibidas en la Palabra
de. Dios. (1 Crónicas 10:13; Deuteronomio 18:9-12.) No debemos incurrir en esas
prácticas o abriremos la puerta a Satanás. Todas las actividades de
esa naturaleza son peligrosas y malas. Experimentar con tales fenómenos
psíquicos es jugar con los caídos poderes
de este mundo que están
controlados por Satanás En el mundo hay dos fuentes de poder espiritual: Dios
y Satanás. E1 solo hecho de que algo sea "sobrenatural" no significa
ni que sea bueno ni que sea de Dios.
El don de la "palabra de conocimiento" no
es ninguna "habilidad" humana, sino un puro don de Dios. No se
"desarrolla" como pueden serlo las manifestaciones demoníacas, sino
que se manifiesta como el resultado de estar en estrecho contacto con el Señor. El cristiano
tiene algo infinitamente mejor que los dones fraudulentos de este mundo, porque
esta gustando los poderes del mundo venidero, a través de Jesucristo, y los
dones del Espíritu Santo. (Hebreos 6:5.) La epístola de Santiago dice:
"Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del
Padre..." (Santiago 1: 17.) Los dones do Dios vienen desde arriba, de
lugares celestiales en Cristo Jesús, donde el cristiano vive en su Espíritu.
Pablo le dice a los efesios: "... nos resucitó y... nos hizo sentar en los
lugares celestiales con Cristo Jesús." (Efesios 2:6) El cristiano debe
abstenerse de utilizar la terminología del mundo para describir las experiencias
sobrenaturales. Si un cristiano se entera de pronto sin recibir la noticia
por las vías naturales que un amigo se encuentra en dificultades, y necesita
oración y ayuda, eso no seria una "percepción extrasensoria" sino más
bien Dios que manifiesta el don de la "palabra de conocimiento".
Los dones del Espíritu Santo vienen del Espíritu Santo y el es quien los hace
llegar a nuestro espíritu y no desde el alma o de los sentidos físicos, ni a través
de ellos.
Pablo les dijo a los cristianos en Corinto: "Pero a cada uno le es
dada la manifestación del Espíritu para provecho." (1 Corintios 12:7.)
Estos dones han sido dados para nuestro provecho y para que nos beneficiemos
los unos con los otros. No deben ser erróneamente usados. Cuando Dios decide
compartir su conocimiento con nosotros, es porque tiene un propósito en vista.
¡No nos es dado para el simple hecho de hacernos sentir
"espirituales" o habilidosos!
Veamos algunos
ejemplos de una "palabra de conocimiento" registrados en la Biblia:
Fue utilizada para encontrar personas u objetos extraviados, como
sucedió con Saúl y las asnas perdidas (1 Samuel 9:15-20; 10:21-23).
(Observemos que la "palabra de conocimiento" puede brindarnos
información sobre asuntos aparentemente triviales. Dios se preocupa por cada una
do las necesidades humanas).
Natán recibió una "palabra de conocimiento" relacionada con
el asunto que hubo entre David y Betsabé. También recibió sabiduría para
tratar con el rey. (2 Samuel 12:7-13.)
Fue utilizada para desenmascarar a un hipócrita, a Giezi, el siervo de
Eliseo. (2 Reyes 5:20-27.)
Eliseo, por revelación milagrosa, supo dónde estaba emplazado el
ejército sirio, salvando así a Israel de la batalla. (2 Reyes ó.8-23.)
El Señor Jesús usó e1 don de la "palabra de conocimiento".
Cuando dejó de lado su gloria, aceptó las limitaciones del intelecto humano.
Mientras vivió en esta tierra no fue omnisciente -que tiene conocimiento de
todas las cosas- pero todo el conocimiento que necesitaba para encarar
cualquier situación, lo obtenía del Espíritu Santo de la misma manera que lo
obtenemos nosotros por intermedio de el.
Cuando Jesús sana al paralítico, también le perdonó sus pecados. Esto
provocó entre los escribas pensamientos aviesos contra Jesús. Jesús
supo, por una "palabra de conocimiento" (no por "leer los pensamientos")
lo que pensaban en su fuero íntimo, y así se los dijo directamente. (Mateo
9:2-ó.)
Por medio de este don de revelación (no por "clarividencia")
Jesús "vio" a Natanael mucho antes de conocerlo, sentado bajo
la higuera, y también supo Jesús qué clase de persona era. Vernos entonces que
"la palabra de conocimiento" puede revelar las andanzas de un hombre
y la naturaleza de su corazón y de sus pensamientos. (Juan
1:47-50.)
Fue utilizado para convencer a la mujer samaritana de su
pecado, y de la necesidad de aceptar a Jesús como Mesías. "Venid a ver a
un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho..." (Juan
4:1718, 29.)
Este conocimiento sobrenatural se manifestó permanentemente en los
días de la iglesia primitiva.
Fue utilizado para revelar la corrupción en la iglesia: Ananías y
Safira. (Hechos 5:3.)
Otro Ananías, un cristiano de otra manera desconocido, supo, por
una visión, (no por palabra de conocimiento) de la conversión de Saulo, el
nombre de la calle (Derecha), el nombre de la persona en cuya casa se hospedaba
(Judas), a quien tenia que buscar (Saulo de Tarso), que estaba haciendo Saulo
(orando), su actitud (estaba arrepentido) y sus necesidades (curación y el bautismo con el Espíritu Santo).
(Hechos 9:11-12, 17.)
El Espíritu Santo reveló a Pedro, por medio de la "palabra
de conocimiento" que tres hombres preguntaban por él a la puerta de su
casa en Jope, y no tuvo ni un vestigio de duda de que debía acompañarlos.
(Hechos 10:17-23.)
Como un ejemplo del día de hoy, relataremos algo que ocurrió en
Spokane, Washington, mientras Rita daba una clase sobre los dones del Espíritu
Santo. No se reducían tan solo a estudiar este tema intelectualmente, sino
que oraban y esperaban que esos dones se manifestaran. La fe aumentó cuando se
escuchaba la Palabra
de Dios, y cuando la clase consideraba las Escrituras, aumentó la atmósfera de
fe a un punto tal en que lo milagroso podía ocurrir en cualquier momento.
Mientras oraban, al finalizar la clase, Rita tuvo una fuerte impresión, una
sensación desacostumbrada en su oído derecho. No sabiendo, al comienzo, de dónde
venia esa impresión, pidió la protección de Dios. Entonces se le ocurrió lo siguiente:
"Tal vez Dios esta tratando de decirme que alguien de este grupo sufre de
su oído derecho." Estando entre amigos, decidió preguntar. Una joven,
llamada Fran, respondió de inmediato, y dijo que padecía de una sordera del
oído derecho desde hacia veinte años. Últimamente su sordera la molestaba tanto
que había orado intensamente a Dios para que la sanara. Rita relata
lo siguiente: "Nunca en mi vida se me había revelado de esta manera la
"palabra de conocimiento" y supe, sin el mas leve asomo de duda, de
que Dios la iba a sanar." El grupo de oración rodeó a Fran y le impusieron
las manos, pero fue innecesaria la oración de intercesión, porque Dios ya
reveló lo que iba a hacer; con fe sencilla Rita ordenó al oído de Fran, en el
nombre de Jesús, que se curara. Fran contó luego que ella sabia que algo había
ocurrido, pero no testificó sobre su curación antes de ser examinada por el
medico. Después contó que cuando se oró por ella, sintió un chasquido y recobro
el oído. El medico confirmó que su oído había vuelto a la normalidad. Y así ha
quedado desde entonces. Este hecho muestra una combinación de tres dones, comenzando
con una "palabra de conocimiento", que trajo un don de fe, que a su
vez puso en acción el don de sanidades.
Tan maravilloso como es el hecho de que Dios nos
había y nos diga lo que va a hacer y que papel vamos a jugar en sus planes
(conocimiento), lo es, y de igual importancia, el que él nos muestre cómo ejecutar
nuestra tarea (sabiduría). Si una madre explicara a su hijita cuáles son
los ingredientes y las proporciones a utilizar para hacer una torta, pero no le
diera la sabiduría necesaria para saber cómo mezclar esos ingredientes, el
conocimiento no tendría ningún valor. En realidad, el resultado seria desastroso.
De todo ello se desprende que corren parejos los dones de conocimiento y de
sabiduría; es importante disponer de ambos. El libro do Proverbios nos dice:
"La lengua de los sabios adornara sabiduría." (Proverbios 15:2.)
También tenemos cuatro clases de sabiduría
La sabiduría humana natural es el
conocimiento natural aplicado. Por supuesto que este tipo de sabiduría está en
permanente aumento, desde el momento en que el conocimiento también lo está.
El conocimiento sería inútil de no contar con la sabiduría. De más
está decirlo, es sabiduría del hombre. Comparada con la sabiduría de Dios, es
pura tontería. También puede ser una piedra de tropiezo, apartado al hombre de
Dios. Un día cesará la sabiduría natural del hombre: "Destruiré la sabiduría
de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos." (1 Corintios
1:19.)
Tanto la sabiduría como el conocimiento sobrenaturales, productos de
un mundo caído fueron justamente los recursos que se utilizaron para tentar al
primer hombre y a la primera mujer, para desobedecer el mandamiento de Dios.
"… un árbol codiciable para alcanzar sabiduría..." leemos en Génesis
3:6. Esta clase de sabiduría fue -y continúa siéndolo- prohibida por Dios. El
hombre ya disponía de la sabiduría natural, que era buena, y abrió más puertas
para que entrara el conocimiento sobrenatural maligno y su aplicación, la
sabiduría perniciosa, que hasta ese momento era patrimonio exclusivo de los
ángeles caídos. La astrología es un ejemplo de la sabiduría fraudulenta de hoy
en día. (Daniel 2:27-28.)
Sabiduría intelectual verdadera. El libro de Proverbios
y la Sabiduría
de Salomón, son buenos ejemplos de esto. Se obtiene cuando se respeta al Señor
y a la Palabra
de Dios (Job 28:28; Proverbios 9:1.0), y también estudiando la Palabra do Dios,
que solo puede ser comprendida cuando es revelada por el Espíritu Santo.
Para que esto sea posible debemos, en primer lugar, recibir a Cristo que es la Sabiduría de Dios (1
Corintios 1:24), y es importante, como es obvio, haber recibido el bautismo con el Espíritu canto. La Escritura dice: "Y
si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a
todos abundantemente y sin reproche, y le será dada." (Santiago 1:5.)
Pablo oró sin cesar por la iglesia para que fueran "...llenos del
conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual."
(Colosenses 1:9). Tenemos que pedirle a Dios y creer que nos dará
generosamente la sabiduría necesaria para ejecutar de la mejor manera posible
la tarea que él nos ha encomendado.
El don sobrenatural de
la "palabra de sabiduría" consiste en recibir en forma súbita y
milagrosa la sabiduría necesaria para encarar cualquier situación que se
presente, o responder a una pregunta dada, o utilizar un aspecto en particular
del conocimiento, ya sea natural o sobrenatural. Al igual que la "palabra de conocimiento"
no consiste en la puesta en juego de una destreza humana adquirida, sino que
es, exclusivamente, un don de Dios. Seria difícil establecer cual de las dos -sabiduría
o conocimiento- es más importante. Algo así como tratar de decidir cuál es más
importante, si el pintor o la pintura, puesto que si bien es cierto que el
artista no puede pintar su cuadro sin contar con los materiales, estos sin la
persona que sabe como usarlos, pueden estropear la tela y dar por resultado un
mamarracho. De manera que si una persona cuenta con el conocimiento -ya sea natural o sobrenatural- pero no
cuenta con la sabiduría para utilizarlo adecuadamente, el resultado final puede
ser un daño irreparable.
Veamos algunos ejemplos del don do la "palabra de sabiduría"
extractados del Antiguo Testamento:
Cuando José interpretó el sueño del Faraón, no se valió de una
sabiduría natural, o de una sabiduría lograda por el estudio y la preparación
previa: José recibió una respuesta sobrenatural inmediata. José se encontró de
pronto en un aprieto. Con el tiempo apenas necesario para salir de la prisión
tuvo que enfrentarse al Faraón e interpretar su sueño. Posteriormente José
dio sabios consejos sobre varios asuntos, entre ellos la necesidad de designar
a una persona sabia y prudente como administrador general y a funcionarios a
las órdenes de aquel, y sobre la forma de almacenar el alimento que serviría
para los años de hambre que vendrían. Esto ultimo no fue una "palabra de
sabiduría" sino la verdadera sabiduría intelectual que Dios brindó a José,
y que este use en numerosas oportunidades. Todo esto llevó al Faraón a referirse a José como un hombre
"entendido y sabio" y le dio un cargo ejecutivo, con autoridad sobre
toda la administración egipcia, inferior únicamente al Faraón. (Génesis 41.)
Dios habló a Moisés desde una zarza ardiente, encomendándole la
liberación de Israel de la esclavitud de Egipto (conocimiento), y Moisés tuvo
que recurrir muchas veces a la palabra de sabiduría cuando en numerosas
oportunidades debió enfrentarse a ese pueblo rebelde. (Éxodo 3.)
Dios le dijo a Moisés el conocimiento necesario para proyectar el
tabernáculo que habría de construir en el desierto, y le informo que había
llamado a Bezaleel, colmándolo
de sabiduría y de conocimiento (que no poseía naturalmente) para trabajar el
oro, la plata, el bronce, las piedras y la madera, y para encargarse del grueso
de la construcción del tabernáculo. (Éxodo 31.)
Una de las grandes historian de "fe", narradas en el Antiguo
Testamento resulta ser también un extraordinario ejemplo de los dones
espirituales de profecía, sabidurías y conocimiento. El rey Josafat se encontraba acosado por la alianza de tres poderosos enemigos. Sabiendo que no
disponía de lo recursos suficientes para defender su reino, puso todo el problema
delante de Dios. Todo el pueblo de Judá. "estaba de pie delante de
Jehová" esperando la
respuesta. Y la respuesta se recibió cuando "sobre
Jahaziel... vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión" y Jahaziel
empezó a profetizar: "No temáis ni
os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra
la guerra, sino de Dios". Esto fue "edificación, exhortación y
consuelo". Luego siguió la "palabra de conocimiento" al informar
Jahaziel al rey y al pueblo, exactamente dónde estaría el enemigo, y dónde lo podrían
encontrar. Nuevamente les dio una "palabra de sabiduría" al decirles
que no tendrían que pelear, sino quedarse quietos y observar lo que haría Dios.
A continuación Dios le dio a Josafat una "palabra de sabiduría" y es
para ello que en lugar de salir al encuentro del enemigo al frente de sus
guerreros escogidos, envió a hombres a cantar y alabar a Dios, y he aquí, los
enemigos cayeron en sus propias emboscadas y se mataron entre ellos. (2 Crónicas
20:12-23.)
Daniel fue un hombre
intelectualmente sabio y de amplísimos conocimientos, y por ello fue elegido
para enseñar en el palacio del rey. Sin embargo, superior a ello fue la
"palabra de sabiduría" que de tanto en tanto le daba Dios, de manera
que pudo interpretar (sabiduría) el sumo que Nabucodonosor había soñado y
olvidado. Estos secretos fueron revelados a Daniel
en "visión de noche". Daniel
dijo: "Sea bendito el nombre de Dios por siglos en siglos, porque suyos
son el poder y la sabiduría... da la sabiduría a los sabios y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo
y lo escondido..." (Daniel
2:20-22.) Como consecuencia de ello el rey lo designó gobernador general de
Babilonia, con autoridad sobre los demás gobernadores. En el capítulo cuarto
leemos que nuevamente Daniel
interpreta el sumo do Nabucodonosor, esta vez anunciándole que su reino le sería
quitado. Más tarde, bajo el reinado
de Belsasar, fue llamado para interpretar la escritura de la pared. Los dones de
Dios salvaron en varias oportunidades vida de Daniel
y de sus compañeros.
Como el Gran Ejemplo, en todas las cosas, el Señor Jesús exhibió una y
otra vez la "palabra de sabiduría" para encarar circunstancias
particularmente difíciles. Los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo
le preguntaron a Jesús sobre qué autoridad basaba semejantes pretensiones. La
respuesta de Jesús, en forma de una pregunta, fue dictada por una "palabra
de sabiduría". (Mateo 21:23-27.)
Los fariseos quisieron entrampar a Jesús preguntándole si los hombres
debían pagar tributo a Cesar, o no. Jesús respondió con una "palabra de
sabiduría": "Dad, pues, a Cesar lo que es de Cesar, y Dios lo que es
de Dios."
Un abogado fariseo tentó a Jesús, preguntando cuál era, en su opinión,
el más grande mandamiento de la ley. Jesús
respondió con sabiduría. A continuación les preguntó a los fariseos quién
creían ellos que era él, de quién era hijo el Cristo. Ellos le respondieron
"de David". La cita de los Salmos con que les contestó Jesús fue tan
profunda, que el evangelio de Mateo cuenta que desde ese día nadie osó
preguntarle más. (Mateo 22:34-4ó.) Así como Jesús tenía una gran sabiduría, contamos con la
promesa de que en medio de la persecución Él nos dará "palabra y
sabiduría" que nuestros adversarios no podrán desmentir ni rechazar. Estos
dones serán más necesarios en los días por venir. El evangelio de Mateo dice:
"guardaos de los hombres, porque os entregaran los concilios... sinagogas... gobernadores y
reyes por causa de mí... Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablareis:
porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar." (Mateo
10:17-19.)
Este pasaje nos indica de dónde sacaron Pedro y Juan
la sabiduría que aplicaron cuando fueron amenazados por los dirigentes judíos
a raíz de haber sanado a un cojo. (Hechos 4:7-21.) Más tarde, al ser arrestados
justamente por esa curación, leemos: "Entonces, viendo el denuedo de Pedro
y de Juan, y sabiendo que eran
hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían
estado con Jesús." (Hechos 4:13.)
Se dijo de aquellos que disputaban con Esteban - que era un hombre
lleno de gracia y de poder- que: "No podían resistir a la sabiduría y al
Espíritu con que hablaba." (Hechos 6:8-10.)
Por cierto que el apóstol Pablo no era un hombre entrenado en el arte
de la navegación, y sin embargo, cuando se vio envuelto en un naufragio, tomó
el mando de la situación a pesar del hecho de viajar como prisionero, rumbo a
Roma, y el oficial romano le
escuchó con todo respeto. (Hechos 27:21-35.)
Tenemos que rectificar nuestra manera de pensar, y
librarnos del viejo hábito de fijarle limitaciones a Dios en nuestras vidas y
empezar a vivir con expectativa. En Cristo están escondidos "todos los
tesoros de la sabiduría y del conocimiento". (Colosenses 2:3.) Desde el
momento en que Cristo vive en nosotros, el hecho formidable es que su sabiduría
y conocimiento también están allí, listos para sernos revelados por el
avivamiento del Espíritu Santo. Contando con este maravilloso tesoro que es
Jesucristo morando en nosotros, podemos estar seguros que el Espíritu Santo
sacará de ese tesoro los dones que necesitamos en la medida en que creamos en Dios. Dispongamos del tiempo
necesario para agradecerle ahora mismo, porque tanto la sabiduría como el
conocimiento divinos se manifestaran en nuestras vidas por mandato de Dios,
cuando surja la necesidad. ¡Alabemos a Dios por sus inefables riquezas!
En este estudio de los dones
del Espíritu, comenzamos con los dones de la palabra inspirada, porque son los de más fácil observancia, y
los que más frecuentemente se manifiestan; a continuación los dones de poder; y en último lugar los dones de revelación. Todos los sucesos
sobrenaturales registrados en la Biblia (a
excepción de las imitaciones fraudulentas, por supuesto) pueden ser identificados
con uno u otro de estos nueve dones del Espíritu, anotados en 1 Corintios
12:7-11.
Hay otras tres listas anotadas en el Nuevo Testamento, denominadas
"dones", pero una de ellas, en la carta a los Efesios, es una lista
de cargos o ministerios en la iglesia: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. (Efesios 4:8, 11.) Además en el
original griego se usa un vocablo distinto: domata en lugar de carismata.
Otra "lista" la tenemos en la carta a los Romanos, pero en
realidad no se trata de un intento de hacer una lista de los dones, sino más
bien una serie de ilustraciones para instruir a los cristianos en la forma de
vivir. (Romanos 12:4-21.) Mezcla unos cuantos dones y ministerios con otras
funciones, algunas de las cuales según la exposición razonada de Pablo en sus
otros escritos, se llamarían "frutos" del Espíritu. En Corintios, capítulo
12 -que es el capítulo donde con toda claridad aparece la lista de los dones-
el apóstol cita nuevamente, al finalizar el capítulo, algunos de los dones y
ministerios pero lo hace con un propósito ilustrativo.2 Pareciera
ajustarse más al esquema general de la Escritura, decir que 1 Corintios 12:7-11 es la
lista de los dones, mientras que Efesios 4:11 hace referencia a los ministerios
"oficiales" de la
iglesia. De igual forma los frutos del Espíritu están
anotados en Gálatas 5:22-23, pero en Efesios 5:9 Pablo utiliza el termino en
estilo ilustrativo: "El fruto del Espíritu es toda bondad, justicia y
verdad."
Toda persona que ha sido bautizada en el Espíritu Santo puede ejercer
cualquiera de los nueve dones espirituales, según sean las necesidades que se
presenten, y según lo decida el Espíritu Santo. Conocemos muchos cristianos
que en el transcurso de varios años se han valido de los nueve dones del Espíritu.
Esto no quiere decir que sean más espirituales que los demás, pero sí que han
sido más asequibles y han vivido más a la expectativa.
2 Cualquiera de 1os dones- del Espíritu pueden llegar a
ser un ministerio, como ya lo hemos dicho antes, pero los que aparecen al final
de esta lista deben ser considerados específicamente como tales.
Nuestro ruego es que este estudio redundara en una mayor comprensión,
de tal manera que los dones de poder y de revelación se manifiesten en el
cuerpo de Cristo mucho más que en el pasado, y que los dones mas conocidos -los
de la palabra inspirada- sean expresados con mayor belleza y edificación en la
Iglesia.
Es nuestra opinión que Dios quiere que los dones se
manifiesten en forma activa en la vida de la iglesia, para aumentar nuestra
propia edificación y gozo, y también demostrarle al mundo que Jesús vive y es
real. El Espíritu Santo reparte los dones a cada hombre individualmente, en la
forma en que él lo cree oportuno, y el Espíritu Santo desea que vivamos una
vida abundante en Cristo.
"Y a aquel que es poderoso para hacer todas
las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el
poder que actúa en nosotros, a él sea
gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de
los siglos."
(Efesios3:20-21.)