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Nuestro enfoque para el tiempo final:

EL ESPÍRITU SANTO Y SU PODER PARA EL TIEMPO DEL FIN.

Este es el tiempo final (Hechos 2: 16-21) (“los postreros días), es el tiempo en que cada cristiano verdadero debe actuar en el poder del Espíritu Santo, haciendo obras mayores que las que hizo el Señor (Juan 14:12) y ser “un misionero” en su radio de influencia.
¡ES EL TIEMPO DE LA GRAN COSECHA FINAL!
Sabemos que en estos tiempos que aumenta el pecado, también aumentará la gracia y Dios concederá que para evangelizar sucedan muchos milagros superando aún los de la Iglesia primitiva. Es el tiempo de la gran cosecha y de la evangelización mundial y debemos enfocarnos y concentrarnos en lo que es “lo más importante”: La salvación de los perdidos, que ellos sean sanos, que reciban (y sepan emplear) EL PODER del Espíritu Santo (como lo hizo Jesús: ver Lucas 4:14; 6:19) y que sean enseñados (discipulados) en por lo menos “las bases del cristianismo” y enviarlos a su entorno o radio de influencia, en primer lugar, para hacer lo mismo: Evangelizar, sanar, orar para que los nuevos cristianos sean llenos del Espíritu Santo y enviarlos de la misma manera que ellos fueron enviados, predicando el Evangelio del Reino de Dios, con el poder del Espíritu Santo, con señales, prodigios y milagros. Debemos ser consientes que estas son las prioridades de este tiempo y no enredarnos demasiado en otras cosas, porque este es el tiempo que debe ser predicado el Evangelio del Reino en todo el mundo para testimonio en todas las naciones y solo entonces vendrá el fin (acontecimientos finales). Debemos tener como base ciertos principios de la palabra de Dios y la gran comisión de N.S.Jesucristo tomando lo esencial (y el énfasis que hizo Jesús en ellas). La salvación, la sanidad, el discipulado, el poder del Espíritu Santo, las señales que seguirán a los que creen, los milagros, su protección especial y su compañía constante con nosotros (y en nosotros) para esta labor mundial. Podemos encontrar esto al final de los evangelios y al comienzo de Hechos de los Apóstoles. Podemos tomar como “lemas” la decisión de Esdras en Esdras 7:10; el consejo de Pablo a Timoteo en 2 Timoteo 2:2; También Hechos 5:42; Hechos 20:20-21, 24; Hebreos 13:16; Romanos 15:18-20 (actuando de la misma manera que un creyente común, como Pablo que tiene lo mismo que tenemos nosotros hoy, y que actuó hace dos mil años. Tenemos (y debemos saber “lo que tenemos”) el Poder del Espíritu Santo, porque somos su templo y El vive en nosotros, lo mismo que a Cristo al cual debemos dejarlo que actúe a través nuestro y nosotros mismos debemos dar “lo que ya tenemos” es decir actuar sobre la palabra de Dios y además poder decir como Pedro “Lo que tengo” “TE DOY”, es decir debemos saber lo que tenemos y darlo a los demás guiados por el Espíritu Santo y en el momento y circunstancias que El nos indique hacerlo. Así como Jesús dijo que no hacía nada por si mismo sino lo que veía hacer al Padre así debemos hacer nosotros estando a completa disposición de nuestro Señor en estos tiempos finales y estar dispuestos a seguir sus pasos para ir a dondequiera que vaya para nosotros. Para ello debemos estar dispuestos a “aligerar el equipaje” y no enredarnos en cientos de cosas que al parecer son buenas y enfocarnos sin dejar que el diablo, otras personas (o la religión o los religiosos) nos desvíen en cientos de otras actividades de menor importancia. ¡ESTE ES EL TIEMPO DE LA GRAN COSECHA FINAL! ENFOQUEMONOS EN ESTO, SEAMOS HOMBRES Y MUJERES DE ORACIÓN CONSTANTE, PARA PODER CAPTAR LA GUÍA DEL ESPÍRITU SANTO, Y HAGAMOS SOLO LO QUE EL NOS MANDA A HACER, ENFOCADOS SOLO EN SU VOLUNTAD PARA NOSOTROS.

Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. (Mateo 24:14)

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